El monumento a Blas Infante

Era lugar de encuentro, cada once de agosto, para una docena de republicanos y separatistas

Es natural que en numerosos lugares de Andalucía se recuerde de un modo u otro a Blas Infante. Lo que no es tan natural es que sea un desconocido para una gran parte de los andaluces, quizás la mayoría. Aunque fueron muchas y eficaces las maniobras del PSOE para presentarse como adalid del andalucismo político, la resurrección de este viejo movimiento del primer tercio del siglo XX, se debe a iniciativas ligadas a las diferentes opciones que se organizaron en torno al Partido Andalucista. Pero las habilidades de Rafael Escuredo y las veleidades de Alejandro Rojas Marcos, reunieron el mejor de los escenarios para que el PSOE fuera, en general, para los andaluces durante mucho tiempo "su" Partido, el depositario de sus esencias reivindicativas durante la Transición.

Restos de los resplandores andalucistas quedan en monumentos radicados fuera de Andalucía. Sé de los de Barcelona, Zaragoza, Getafe y Mataró. El de Barcelona está en Parc de la Guineueta y la guía turística oficial de Cataluña, lo sitúa con el nombre completo de Infante, lo que sucede muy pocas veces. En Mataró hay incluso una plaza dedicada a Blas Infante, cerca de otra a Salvador Dalí. En el monolito, fechado el 4 de diciembre de 1983, aparece junto a su nombre, labrada, la estrella tartésica, un icono muy andaluz, profusamente utilizado por los adalusíes, que abunda en la Alhambra granadina. Se trata de una estrella de ocho puntas formada por dos cuadrados, uno de los cuales está girado cuarenta y cinco grados sobre el otro.

De un tiempo a esta parte, la derecha más centrada se nos ha vuelto andalucista. Les aseguro que es cosa muy sorprendente para los que como yo hayan ido observando el discurrir de los acontecimientos. Pero es bueno que así sea, tanto para la derecha como para Andalucía y para España; se trata, simplemente de reconocer nuestra identidad y de respetar la Constitución. En este curioso deslizamiento, animado por estas fechas electorales, es donde hay que situar la iniciativa del Ayuntamiento de Algeciras de dar una oportunidad digna a la iconografía andalucista. Estos años atrás el antiguo, pobre y deteriorado busto de Infante se acompañaba de una bandera que daba pena verla. El sitio era ya poco más que un lugar de encuentro, cada once de agosto, para una docena de republicanos y separatistas. A los que se añadían algún espontáneo y algún concejal socialista, lo que sumaba extravagancia al esperpento.

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