Investigación

Un viaje emocional a la Jimena de la primera mitad del siglo XX

El médico de Jimena José Montero con su familia.

El médico de Jimena José Montero con su familia. / José Manuel Algabani

La llegada de Ignacio Trillo al panorama investigador en Jimena de la Frontera, y por extensión al Campo de Gibraltar, ha sido arrollador. En dos años nos ha sorprendido con tres monografías sobre distintos aspectos de la historia de su Jimena natal, aunque con clara visión comarcal, ya que Jimena se entiende poco sin el contexto de su zona de influencia. Tampoco ha dejado de lado en estos últimos años sus incursiones con breves artículos sobre la historia e intrahistoria de su pueblo. Da la razón a los que pensamos que la comarca, por su carácter geoestratégico, es un “laboratorio para la historia”.

Si en los primeros trabajos nos acercó la vida y vicisitudes de poetas de la talla de Leopoldo de Luis, clave para entender la denominada generación del 36 y de posguerra, o la de Diego Bautista Prieto, meritorio autodidacta local, Ignacio Trillo nos acerca ahora a un apasionante medio siglo de sanidad rural en Jimena y de paso en la comarca con su título Memorias antropológicas. Sobre la sanidad campogibraltareña 1910-1960. Aunque sigue siendo su pueblo el epicentro de toda su investigación como en sus anteriores libros.

La elección de los años en que ha acotado este trabajo tampoco es caprichosa. Se elige como inicio el año 1910, coincidiendo con la constitución de la primera Junta Municipal de Sanidad en Jimena, una primera Junta Municipal bastante tardía en relación a otros municipios, ya que la legislación que la crea es del siglo XIX y finaliza el año 1960 cuando se inicia el camino al denominado por los historiadores “desarrollismo”. Esta época coincidirá con el conocido proceso migratorio al que estarían avocados miles de jimenatos y campogibraltareños. Todavía quedaban lejos las alegrías y esperanzas que trajo el sistema democrático a la vida de los pueblos y a las zonas rurales.

Evidentemente, no deja atrás los antecedentes más significativos de la tardía creación de la primera Junta Municipal de Sanidad en Jimena ni obvia los aconteciendo relevantes que se produjeron con posterioridad a la fecha de finalización del trabajo.

Plaza constitución de Jimena. Plaza constitución de Jimena.

Plaza constitución de Jimena. / E. S.

Su apuesta es una clara declaración de intenciones para que su trabajo pueda ser un punto de partida, un modelo de investigación, que provoque la necesidad de nuevos estudios sobre esta temática en el resto de municipios del Campo de Gibraltar y puede servir de modelo comparativo con comarcas de otros territorios andaluces.

La lectura de este libro posiblemente sin quererlo el autor, se ha convertido en un paseo antropológico por este pueblo del sur de Andalucía muchas veces con un tono irónico y mordaz, una suerte de realismo mágico jimenato que se podría exportar a otras zonas rurales del sur de Andalucía. Su análisis de la situación de la sanidad rural de su pueblo, ampliamente descrita en el libro, nos ofrece una radiografía de la época, de la intrahistoria de muchas de los personajes y las familias que fueron las protagonistas del devenir en esos años de Jimena.

Aprovecha el autor para hacer un recorrido por la organización administrativa de la sanidad a lo largo de los años del estudio, además de un repaso a los hospitales y centros sanitarios de la comarca y zonas de influencia de Jimena y de los cambios normativos hacia los facultativos, con profusa documentación y un buen número de testimonios.

No es casual que comience su obra con un homenaje a la figura de José Regueira, eminente erudito que nos aportó su terruña gallega como vendaval fresco y gratificante a la cultura de nuestra comarca. Cronista de Jimena que es reconocido por quien sin serlo oficialmente lo ejerce y quizás más allá de embajador de esa diáspora poblacional que siempre fue este municipio, como emigración laboral y cuyos descendientes, habitantes en numerosos lugares del planeta, añoran saber más de sus señas de identidad, de sus antepasados.

Esta radiografía de la época en la que lleva trabajando unos cuantos años, nos refleja una realidad que fue nuestro pasado no tan lejano pero que hoy nos parece más bien prehistoria que premodernidad. Un recorrido por una arqueología sanitaria que nos traslada a unos relatos episódicos de aquella España (no solo de Jimena, en blanco y negro) que nos hacen pensar que no estamos ante el surrealismo que realmente existió. No se trata de ficción ni tampoco de exageración, ocurrió y así se nos traslada.

La sanidad, al igual que otros muchos aspectos de aquella sociedad, no se entiende muy bien sin situarlo en su contexto socioeconómico. Así nos lo acerca Ignacio Trillo, acentuando el meritorio esfuerzo y sacrificio de los sanitarios para atender las afecciones de su profesión, ya fueran pacientes o de animales del campo o de los propios domicilios donde se hallaban entremezclados en la convivencia. Tiempos cargados de fetichismo, resignación religiosa o brujerías en cuanto a la salud y las costumbres se refería.

Se aprecia la condición de economista del autor en la relación que marca entre el eje central de la obra que es la sanidad y su contexto económico profundizando en la economía campogibraltareña del momento y mostrando algunos subsectores no estudiados en profundidad como fue el corcho de nuestro entorno natural. Hace casi sin quererlo una historia forestal del corcho, donde saca a la luz en una labor de investigación encomiable, con un par de ejemplos de sagas familiares en las que profundiza en todos sus extremos.

Portada del libro de Ignacio Trillo. Portada del libro de Ignacio Trillo.

Portada del libro de Ignacio Trillo. / José Manuel Algabani

Esa pléyade de catalanes que en una tierra carente de espíritu empresarial y de innovación siempre consideramos como algo de fuera aquella burguesía que nos faltó en el siglo XIX, si exceptuamos a aquellos Larios de primera generación, que nos aportaron y se llevaron también como valor añadido a nuestras producciones donde la comercialización y la industrialización pareciera que era cosa de forasteros, que no iba con nuestra idiosincrasia. Lo de aquí era el latifundio, ser rentista y lo de los demás bajos salarios, el contrabando o la emigración. Nos muestra de manera colateral esta tierra de la baja Andalucía que tanto daño ha hecho a lo largo de la historia a los más desfavorecidos por el latifundismo.

Esta monografía también es pretexto para presentar la carencia de infraestructuras que articularía nuestro territorio durante la época presentada, de ahí la importancia que tuvo a finales del XIX la inauguración del tren inglés de Algeciras a Ronda fundamentalmente porque situó en sus dos extremos los focos de atención comercial y sanitaria de los pobladores campogibraltareños y serranos. Muchos de estos empujes en el desarrollo de infraestructuras fueron a golpe de necesidades militares, no hay que olvidar cuando de historia se habla del carácter geoestratégico de nuestra zona.

Pandemias y un largo listado de enfermedades que asolaron sobre todo a las pobres gentes de Jimena y la comarca son recorridas en este transcurrir de medio siglo. Interesante el análisis que nos expone Trillo de la pandemia de 1918 que tanto nos hace recordar la que tan recientemente hemos sufrido, así como la particularidad como si de un tercer mundo se tratara dentro de otro tercer o cuarto mundo en lo que se refiere a la malaria que afectó tan extensa como intensamente a las poblaciones, primero al Tesorillo y en segundo lugar a la de Castellar de la Frontera. También recorre otras andancias, palabra que personalmente me encanta y que solamente la localizamos en esta parte de Andalucía y que exportamos a América.

El autor deja la puerta abierta a la publicación de una segunda parte sobre esta temática que contemple las biografías. Me consta que ya tiene en su poder abundante material, de esos sacrificados y profesionales de la sanidad que lo dieron todo por el interés público general, con medios de lo más precarios y a su costa, con un notable coste en sus economías particulares. Personas y familias que son de admirar y reconocer más cuando les tocó vivir y ejercer sus labores en un difícil y complejo periodo convulso de nuestra historia del siglo XX que algunos pagaron con altísimo precio.

Esta obra es también una llamada a otros investigadores para cerrar la investigación municipio a municipio del mapa sanitario de nuestra comarca para que de esta manera afloren las similitudes que ofrecen, así como sus puntuales diferencias a revelar. Es de agradecer además, como nos tiene habituado también en sus dos obras publicadas, que no ahorre en proporcionar datos de cuanta investigación lleva desarrollada sobre los aspectos que va describiendo o que se detenga en aportarnos la historia de lo que va surgiendo en el relato, aunque a veces pueda llegar a distraer y hasta despistar al lector pero está conscientemente trasladado para que el relevo de futuros investigadores hallen pistas seguras para su aterrizaje y continuación. Enhorabuena al autor por esta nueva aportación a la historia de Jimena y su comarca.

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