Campo Chico

Bernardo Abad, patrón de la comarca

  • En Gibraltar hay alusiones al santo Bernardo que anuncian la vinculación del territorio a su geografía natural

  • En Algeciras he tenido el privilegio de tratar a dos Bernardos cuya bondad y entrega han sido ejemplares

  • San Bernardo patrón

Bernardo Abad, en la capilla de Europa.

Bernardo Abad, en la capilla de Europa.

La feliz coincidencia de las efemérides referidas a la iglesia y a la patrona se debe a que en el ducentésimo aniversario del levantamiento del templo, en 1923, se procedió a la Declaración Canónica del papa Pío XI por la que Nuestra Señora de la Palma era nombrada patrona de Algeciras. Hace unos años, tres para ser exactos, casi por estas fechas, el día 20 de agosto, dediqué este recuadro, entonces no tan crecido como ahora, a comentar el patronazgo de san Bernardo Abad, mucho menos popular que el de la advocación mariana; yo diría que casi desconocido para el personal.

Bernardo de Claraval, nacido Bernard de Fontaine, fue un santo varón originario de la región francesa de Borgoña. Monje del Císter, durante su, para aquellos tiempos, larga vida (1090-1153) fundó 86 templos y contribuyó a la gran influencia que tuvo el Císter en la Europa de entonces. Nombrado Doctor de la Iglesia en 1830 por el papa Pío VIII, jamás estuvo, que yo sepa, por estos pagos de María Santísima dominados por el islam, en los que se recordaba con nostalgia el liderazgo de Almanzor, caudillo yazirí que había nacido en una casa señorial de las orillas del Guadiaro. Bernardo murió siendo titular de la Abadía de Claraval, que él mismo fundó en 1115 al este y no lejos de Paris, en la pequeña localidad de Ville-sous-la-Ferté.

Precisamente hoy se cumplen exactamente 870 años del fallecimiento de Bernardo y 561 de la toma de Gibraltar y su territorio. Fue el 20 de agosto de 1462, faltaba poco para la conquista de Granada y como era costumbre, el santo del día se convirtió en patrono de estas tierras que Dios guarde. De modo que el fraile cisterciense Bernardo es el patrón del Campo de Gibraltar por ser su día, el de su muerte, la fecha de anexión de la comarca a la corona de Castilla. El rey Enrique IV ordenaría poco después, en real cédula de 15 de diciembre, la incorporación de las ruinas y tierras de las Algeciras a la nueva ciudad cristiana de Gibraltar.

Abadía de Claraval (Francia) Abadía de Claraval (Francia)

Abadía de Claraval (Francia)

Con el tiempo, el papa Pío XI ofició al obispo de Cádiz, el día 14 de marzo de 1923, lo siguiente: “La ciudad de Algeciras, Diócesis de Cádiz y Ceuta, venera desde tiempos remotos a la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, bajo el título de la Palma, con tanta y creciente piedad, que por acuerdo de clero y pueblo la tienen elegida legítimamente Patrona, igualmente principal, junto con San Bernardo, Abad y Doctor de la Iglesia, que ya ha tiempo que lo es de todo el Campo de Gibraltar.”

Siendo pues San Bernardo el patrón del Campo de Gibraltar, su patronazgo ha de entenderse referido a Algeciras y a todos los enclaves de la comarca. Pero lo cierto es que, por más que unos cuantos hemos procurado que el paisanaje sea consciente del particular, el abad de Claraval, tan importante para la iglesia católica, es escasamente considerado entre nosotros. Su nombre apenas se escucha y son pocas las referencias al santo en nuestras ciudades. Tal vez sea la más ostensible la de la iglesia de la Estación de San Roque, consagrada a San Bernardo, inaugurada el día 18 de junio de 1928, poco más de dos siglos después de la iglesia de Nuestra Señora de la Palma de Algeciras. Fue construida sobre unos terrenos donados por doña Basilia Sánchez, madre del conocido sanroqueño Paco García, al que me he referido en varias ocasiones y cuya labor como concejal es muy recordada todavía a pesar del mucho tiempo transcurrido.

Sede del C.D. San Bernardo, San Roque estación. Sede del C.D. San Bernardo, San Roque estación.

Sede del C.D. San Bernardo, San Roque estación.

En Algeciras hace algo más de veinte años se colocó una pequeña escultura de San Bernardo en la hornacina que preside el frontispicio de la capilla de Nuestra Señora de Europa y recientemente se ha incorporado otra de mayor tamaño, al altar principal de nuestra iglesia mayor. Es la que estuvo en la nave del Sagrario durante muchos años y a veces se utilizó como si fuera la de Santo Tomás de Aquino en mis tiempos de estudiante en el Instituto Nacional de Enseñanza Media de los altos del Calvario; había tanta escasez entonces que hasta se acudía a la misma imagen para diferentes propósitos con tal de que el personal no estuviera muy al tanto de la iconografía religiosa.

En La Línea hay una iglesia de San Bernardo en el barrio del mismo nombre y en Gibraltar parece que le dan gran importancia al monje francés que seguramente nunca pudo sospechar su destino preferente por estas tierras del sur de Europa adonde se venera una advocación de la Virgen que alude a todo el continente. De entre la media docena de iglesias católicas que hay en Gibraltar destacan la catedral de Santa María la Coronada, el Santuario de Nuestra Señora de Europa y la iglesia de San Bernardo o St. Bernard's Church, cada una con una buena historia a sus espaldas que abundan en el relato de la españolidad de la colonia.

Iglesia de San Bernardo en Gibraltar. Iglesia de San Bernardo en Gibraltar.

Iglesia de San Bernardo en Gibraltar.

Dos catedrales, la otra anglicana, anuncian el rostro espiritual doble de la colonia, el católico, como Dios manda, y la variante cristiana inventada por el rey Enrique VIII, todo un prodigio de absolutismo. Vivió entre 1491 y 1547, reinó a lo largo de casi cuarenta años, desde 1509 hasta su muerte, y como el papa Clemente VII (Giulio de Medici) no le permitió divorciarse de la primera de sus seis mujeres, la española Catalina de Aragón, ¡nada menos que la hija menor de los Reyes Católicos!, propició la existencia de una iglesia cristiana independiente de Roma y absolutamente dependiente de él. Desde entonces los monarcas ingleses, en el más puro estilo teocrático, son jefes de la iglesia llamada, no podía ser de otro modo, de Inglaterra. Eran tiempos más que revueltos, hasta hubo un antipapa del mismo nombre, que era de Teruel y nunca recibió el reconocimiento de Roma. Pero eso nos puede dar una idea de cómo estaba el paño. El caso es que el monarca inglés más representativo del cómo de los ingleses, está en el origen de la bicefalia física y espiritual de la sociedad parasitaria del mejor ejemplo posible del colonialismo militar británico.

Enrique VIII de Inglaterra. Enrique VIII de Inglaterra.

Enrique VIII de Inglaterra.

Hay alusiones al santo Bernardo por todas partes, hasta el punto de que tras la máscara británica asoma la vinculación del territorio usurpado a su geografía natural. La puerta de Carlos V, la propia veneración de San Bernardo y hasta la circulación por la derecha son señales evidentes de una españolidad usurpada que no es posible ocultar ni evadir. Gibraltar y San Roque, la ciudad donde residió la de Gibraltar hasta la llegada de estos socialistas de ahora, también en La Línea y un poco en Algeciras donde no acaba de hacerse ostensible, proclaman el patronazgo de un Doctor de la Iglesia que no se hace con el sitio.

No obstante, en mi pueblo natal, en Algeciras, yo he tenido el privilegio de conocer y de tratar a dos Bernardos cuya bondad y entrega han sido ejemplares. Uno de ellos, mi gran amigo Bernardo Pérez, el divino matarife de los últimos tiempos del Matadero, zambombero de la Pastorada de la Peña Miguelín y pionero de entre los que albergaron los primeros tiempos del torero, permanece indeleble en la memoria colectiva y, desde luego, en la mía. Como su compadre, Manuel El Bollo, pintor de brocha gorda en la plantilla del hotel Reina Cristina y magistral director de aquella inolvidable rondalla que mantuvo el tipo durante los años ochenta sin apenas réplica ni acompañamiento.

Paseé con la Pastorada en ronda, por la calle Mayor de Madrid, ellos vestidos con aquellos chalecos de paño gualda donados por Cardona, el sastre que nos vino de las Baleares, y llenamos con su riquísima presencia el Mesón Algeciras de la madrileña calle Juan del Risco, y la Casa Regional del Campo de Gibraltar en el centro histórico de la capital de España. Ese Bernardo ya me dio pistas de lo que podía hacer por nosotros el bueno del abad Bernard. Pero por si no bastaba, también nos regaló a Bernardo Martín Godoy que creó con mucho esfuerzo un gran restaurante en el Rinconcillo, muy a nuestro estilo, desde un chiringuito de playa, e hizo de un decaído equipo de fútbol, el Algeciras, una formación deportiva competitiva y con proyección en el panorama futbolístico español. Se nos marchó poco después de ser distinguido con la Medalla de la Palma del pasado año.

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