ESTAMPAS DE LA HISTORIA DEL CAMPO DE GIBRALTAR

Cuando Algeciras fue capital de una provincia

Castellar, uno de los castillos (husun) pertenecientes a la cora de Algeciras tomada en el año 1870

Castellar, uno de los castillos (husun) pertenecientes a la cora de Algeciras tomada en el año 1870 / G.W. Wilson

En el año 1969, asociado al empuje industrial y económico aportado por los Planes de Desarrollo del Campo de Gibraltar, el Gobierno de la Nación barajó la posibilidad de crear una novena provincia para Andalucía constituida por los municipios del Campo de Gibraltar y de otros desgajados de las vecinas provincias de Cádiz y Málaga. Pero el proyecto que, al parecer estuvo en la mesa del Consejo de Ministros, fue retirado quedando en el olvido dicha creación que algunos ministros consideraban necesaria para poder implementar las políticas económicas en la comarca de manera autónoma y sin las injerencias de otras administraciones. Pero, la idea de convertir el Campo de Gibraltar en una provincia nos retrotrae a un pasado lejano en el que Algeciras y su territorio sí fue una provincia que contaba con un gobernador -con atribuciones políticas, administrativas y militares-, un juez de jueces y las estructuras económicas y tributarias que caracterizaban a esas instituciones supramunicipales. 

Fue el caso de la cora o provincia de al-Yazira al-Jadrá, al menos entre los siglos VIII y XI, aunque su identidad territorial, en torno a la ciudad y a su estratégico puerto, continuó existiendo a lo largo de toda la Edad Media. 

El territorio de la provincia algecireña 

El territorio que ocupó la cora de Algeciras entre los siglos VIII y XI, cuyos límites se mantuvieron con escasas variaciones, hasta el primer cuarto del siglo XIV, estaba constituido por una unidad física con personalidad propia que abarca, actualmente, municipios de las provincias de Cádiz y de Málaga, y se extendía desde el río Barbate por el oeste, hasta los entornos de Gaucín y Cortes de la Frontera por el norte, y el río Guadalmansa y sierra Bermeja, por el este. 

Extensión del reino taifa hammudí de Algeciras (1035-1055) Extensión del reino taifa hammudí de Algeciras (1035-1055)

Extensión del reino taifa hammudí de Algeciras (1035-1055)

Cerca del mar se distingue una estrecha y fértil llanura costera que se ensancha en los valles bajos de los ríos, sobre todo en el entorno de la bahía de Algeciras (valles del Palmones y del Guadarranque) y en la vertiente atlántica (valles de los río Jara, del Valle, Salado y Barbate). Todo el espacio físico descrito está condicionado por la existencia de la abrigada bahía -puerto natural utilizado por los navegantes desde la antigüedad- y, sobre todo, por la presencia del estratégico paso marítimo que une Europa con África conocido desde el siglo XVII como Estrecho de Gibraltar y, antes, como Fretrum Gaditanum, Bahr al-Zuqaq o Estrecho de Tarifa.

Ocupación del espacio y enclaves habitados

Siglos VIII al XI 

Durante el Emirato y el Califato, al-Yazira al-Jadrá fue capital de una estratégica provincia que abarcaba los territorios que hoy ocupa el Campo de Gibraltar, además de parte de los actuales términos municipales de Alcalá de los Gazules, Gaucín, Cortes de la Frontera, Casares y Estepona. Esta circunscripción territorial limitaba por el norte y el oeste, según al-Udri y al-Razi, con la cora de Sidonia (Calsena-Siduna); por el nordeste con la de Takarunna (Ronda) y por el este con la de Rayya (Málaga), situándose la línea fronteriza entre las jurisdicciones malagueña y yazirí en la ciudad de Marbella según el malagueño al-Nubahi. Por el sur y el sureste su límite era el litoral Mediterráneo y el océano Atlántico. 

Dibujo del castillo y la ciudad de Gibraltar realizado en el siglo XIV publicado por el profesor Ángel J. Sáez en su excelente obra “La Montaña Inexpugnable” Dibujo del castillo y la ciudad de Gibraltar realizado en el siglo XIV publicado por el profesor Ángel J. Sáez en su excelente obra “La Montaña Inexpugnable”

Dibujo del castillo y la ciudad de Gibraltar realizado en el siglo XIV publicado por el profesor Ángel J. Sáez en su excelente obra “La Montaña Inexpugnable” / Ángel J. Sáez

El territorio de la cora yazirí estaba constituido por varias comarcas o distritos agrícolas (aqalim) que agrupaban a un número variable de alquerías o pequeñas explotaciones agropecuarias formadas por varias familias y los ayza', que eran explotaciones agrícolas de carácter comunal, como refiere el geógrafo onubense al-Bakri. La capital de la cora era la sede del poder político-administrativo y militar (lugar de residencia del wali), religioso (en su mezquita aljama se rezaba la oración del viernes en nombre del califa), judicial (sede del cadí o juez provincial) y económico (cobro de impuestos). Según el ya citado al-Bakri, el territorio yazirí estaba, a su vez, constituido por ciudades, alquerías, aldeas y castillos que se hallaban sometidos a las autoridades políticas, militares, religiosas y judiciales que residían en la capital. 

Para Gamal ‘Abd al-Karim toda cora comprendía varias ciudades (mudun) de las que dependía un alfoz o distrito agrícola en los que podía haber uno o más castillos (husun), alquerías (qura) y aldeas (buldan). Ibn Hayyán, al describir la campaña de Abderramán III contra Algeciras del año 914, sitúa en los entornos de esta ciudad los husun (castillos) de Turrus, Castellar, Gaucín y Sas (Casares). Al-Udri refiere que en el siglo XI se localizaban en la cora algecireña los aqalim (distritos agrícolas) de Aruh (Castellar), Labtit, Maqrun, Sarit, Utaba (Oba-Jimena) y de los Banu Hizmaz. Y los ayza (tierras comunales) de al-Barbar (asentamiento de pastores bereberes situado en los entornos de la Laguna de la Janda), Masalis, Maysar (¿Almarchal, cerca de Tahivilla?) y Jusayn (Ojén, en el actual término de Los Barrios). 

También se documentan el distrito de al-hadira o de la capital -constituido por el alfoz de Algeciras- y los castillos de Tarifa y de Gibraltar. De acuerdo con lo expresado por el geógrafo al-Idrisi, Algeciras era el lugar más céntrico de al-Andalus y el punto de donde partían los principales caminos que conducían a Jerez-Sevilla, Córdoba, Ronda y Málaga, así como de las rutas marítimas que enlazaban el sur peninsular con el Magreb y comunicaban con otros puertos del litoral andalusí. 

Este modelo de división territorial sufrió algunas transformaciones con la desarticulación del Estado Central cordobés hacia el año 1030 y la instauración de los reinos de taifas. Aunque, de acuerdo con las fuentes que tratan de ese período, el reino taifa hammudí de Algeciras (1035-1055) se estableció sobre el mismo territorio que había ocupado la cora en tiempos del Emirato y del Califato. El proceso de desarticulación de las antiguas provincias se acentuó con la llegada de los almorávides en el año 1086, los cuales suprimieron distritos y organizaron el territorio en torno a regiones naturales. Algeciras formó parte, durante el período almorávide según al-Idrisi, de la región de al-Buhayra (el Lago), que abarcaba las ciudades de Algeciras, Arcos, Cádiz, Jerez, Beca y Tarifa. 

Siglos XII al XIV 

A mediados del siglo XII los almohades -que se establecieron en al-Andalus en el año 1145-, abolieron lo que quedaba el viejo sistema de división territorial andalusí y establecieron otro de nueva planta de acuerdo a sus planteamientos políticos y sus intereses defensivos. Algeciras, con Málaga, Gibraltar, Tarifa, Ceuta y Tánger, quedó adscrita a una extensa circunscripción militar y político-administrativa que abarcada ambas orillas del Estrecho. Según Ibn Said (siglo XIII), en su tiempo al-Andalus se dividía en numerosos reinos (mamlaka) cada uno de ellos con varias de las antiguas coras o provincias. La nueva cora de Algeciras pertenecía al reino de Sevilla

Desconocemos si los nazaríes remodelaron las circunscripciones territoriales recibidas de los almohades, pero sí sabemos que con la llegada de los meriníes a al-Andalus en 1275, éstos establecieron una circunscripción que abarcaba una extensión de territorio semejante al que poseyó la antigua cora de Algeciras, con el añadido de las ciudades de Ronda y de Marbella y sus alfoces. La nueva ciudad que los meriníes edificaron, entre 1279 y 1285, al sur a la antigua madina yazirí, fue la sede del gobierno y la administración de este imperio norteafricano en al-Andalus. El Dikr (segunda mitad del siglo XIV), refiere que entre los castillos de Algeciras se cuentan Gaucín, Nayaris (¿Casares?), Jimena y Guadiaro (¿Castellar?). También dice que una de las ciudades que pertenecen a Algeciras es Tarifa, localidad de tipo medio. 

Paisaje, probablemente de los alrededores de Algeciras, del “Libro de la Montería” de Alfonso XI (1346). Paisaje, probablemente de los alrededores de Algeciras, del “Libro de la Montería” de Alfonso XI (1346).

Paisaje, probablemente de los alrededores de Algeciras, del “Libro de la Montería” de Alfonso XI (1346).

Después de la conquista cristiana en 1344, el alfoz de la ciudad de Algeciras abarcaba tan solo las tierras que hoy limitan el río Guadalmesí por el oeste, el río Guadarranque por el este, y los términos de Alcalá y Castellar por el norte, permaneciendo con estos límites hasta que la ciudad fue destruida por el rey de Granada en torno al año 1380 siendo, a partir de entonces, aprovechados sus términos por los vecinos de Tarifa y de Jerez. 

En cuanto a los topónimos que aparecen en las fuentes árabes, Joaquín Vallvé identifica el Marsa al-Sayara -citado por Ibn Hayyán- como Punta de la Chullera. Otras fuentes hacen referencia al Yabal Tariq o Yabal Fath (Montaña de la Conquista) (Gibraltar). El Libro de la Montería de Alfonso XI describe con gran exactitud el territorio que rodeaba Algeciras en los años en que este rey castellano se encontraba cercando la ciudad (1342-1344). El autor de esta guía cinegética señala los topónimos de Monte de la Afumada (Ahumada), el río Guadalmesí, el Cerro de la Mezquitilla y la Garganta del río de la Miel entre Algeciras y Tarifa, y el Arroyo de Benarax, el Soto de Guadarranque y el Monte de Hoxen (Ojén) en las tierras situadas entre la ciudad de Algeciras y el río Guadarranque. 

En conclusión, se puede decir que Algeciras, primera fundación de los árabe-bereberes en la Península Ibérica, se consolidó como una modesta pero estratégica ciudad, entre los siglos VIII y X, erigiéndose en cabecera de un territorio -la región norte del Estrecho- de gran importancia para los musulmanes de al-Andalus por ser el punto de conexión con el Magreb. Bajo la autoridad de su wali (gobernador) se hallaban algunos distritos que ocupaban las inaccesibles cumbres de las sierras interiores, como Castellar, Jimena, Casares y Gaucín, y alquerías que se asentaban en las laderas de dichas sierras y en los encajados valles del interior cuyos habitantes ejercían labores relacionadas con la ganadería de montaña, la silvicultura y la agricultura sobre terrazas. 

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